domingo, 26 de julio de 2015

La NO conciliación

Cuando conté así por encima (porque aunque parezca mentira hay más mierda de la que conté) mi situación laboral, mi objetivo era poner en antecedentes para tratar de dar forma a un post que en mi opinión tiene más 'chicha' y que provoca el debate allá por donde vamos. Y es la famosa NO conciliación. 

Hace unas semanas estábamos cenando en mi casa con unos amigos que vinieron a verme al enterarse de que estaba recluida cual Rapunzel por amenaza de aborto. Me hizo muchísima ilusión que vinieran a verme, la verdad porque empezaba a estar harta de no poder salir de mi alta torre (no sé si lo he dicho, es un tercero sin ascensor xD).

Pues la velada trancurría bien, hablábamos de nuestro ex jefe (ella fue una de las compañeras que también denunció y acaba de ganar el recurso en el Tribunal Superior de Justicia y cerrado por fin ese capítulo), de mi próxima conciliación, de cómo lo voy a hacer para llegar hasta la Justicia si estoy recluida cual princesita (pues en taxi, no queda otra), etc, etc, cuando surgió EL tema: y en lo laboral ¿qué vas a hacer?

jueves, 23 de julio de 2015

Semana 9



Me cuesta decirlo. ¡He llegado a mi semana psicológica! Mi anterior embarazo terminó definitivamente cuando estaba de 9 semanas, después de 3 semanas de angustia porque el embrión no crecía pero tampoco estaba muerto. Esta vez parece que todo va bien. 

He pasado de reposo absoluto a reposo relativo porque en la visita a la Seguridad Social me hicieron una ecografía sorpresa y comprobaron que todo seguía bien. Ni rastro de hematomas, el embrión había dejado de hacer el Tarzán y ya estaba, en principio, bien implantado. Además, aprovechando las vacaciones de mi madre, le hemos okupado la casa para aprovecharnos del aire acondicionado y de que no es un tercero sin ascensor, así que puedo salir a la calle y que me de el aire. 

Pero vamos a la sintomatología, que es lo que venimos a leer a estas entradas ^_^

lunes, 20 de julio de 2015

La situación laboral de una hobbita hacendosa IV



Las anteriores historias aquí, aquí y aquí.


- ¿Tú qué quieres hacer?

Parece una tontería pero es muy importante reflexionar. ¿Quería seguir en la empresa? Si. Me gustaba el trabajo, la independencia, demostrar que era capaz de llevar así de bien un consultorio, saber derivar, sentirme una buena profesional, en definitiva. ¿Quería seguir en la empresa en esas condiciones? No. No quería seguir a costa de mi salud, que se empezaba a resentir. No quería saltarme mis principios, ser infiel a mi misma. No quería tener un sueldo de 400€ por 41h de trabajo semanales y sentir la espada de Damocles sobre mi nuca porque algún día, no sabemos cuando, tendría que pagar una cesárea de 800€. No quería no tener vacaciones porque 'Darte vacaciones significa tener que despedir compañeros'. No quería que me enfrentaran con mis compañeros. No quería acabar agotada y dar un mal servicio a mis pacientes. No quería tener que volver a enfrentarme a una situación tan estresante como la cesárea y no tener un jefe detrás que me respaldara, que hiciera su trabajo. No quería hacer radiografías revelando sin guantes, respirando gases tóxicos, con un mandil de plomo remendado con cinta americana, compartiendo entre dos el protector para tiroides. Desde luego no quería más perros viendo enanitos verdes y un jefe diciéndome que metiera la mano en esa boca. No. 

Así que, en cuanto lo tuve claro, el abogado me hizo enviar un burofax dejando patente que a partir del lunes, me reincorporaba de mi reposo de 48h y que cumpliría íntegramente mi contrato, a saber: 20h/semanales en horario de lunes a viernes y 30 días de vacaciones al año. Y que si no estaban de acuerdo, me comunicaran cualquier otro horario o fechas de vacaciones 'fehacientemente'. También denunciamos el caso a la Inspección de Trabajo.

Al día siguiente, estaba despedida. Bueno, realmente no estaba despedida: se presentó en la consulta para que firmara una baja voluntaria que por supuesto, no firmé. Mi abogado me dijo que tenía que seguir yendo a la consulta, cumpliendo el horario establecido por mi burofax hasta que recibiera una carta de despido de verdad. Eso hice. Fue bastante agotador psicológicamente hablando pero el viernes por fin llegó. Con esa carta en la mano, denunciamos y a continuar la pelea.

El fin de semana me contactaron un par de compañeras del hospital para hablar conmigo y preguntarme por mi abogado. Una llevaba 6 años en la empresa, doblando turnos como campeona, no cobrando las cirugías de urgencias, haciendo fines de semana, haciendo noches. La otra llevaba 3 años ninguneada, todo el día insinuando lo mala profesional que era, lo poco que encajaba... Decía que llegaba llorando todos los días a casa. Las informé, nos tomamos unas cañas, nos despedimos... La que llevaba 6 años se animó a denunciar. La otra no se atrevió pero cambió de trabajo y, en principio, mejoró. También se animó a denunciar la ATV que trabajaba conmigo, así que al final fuimos 3 empleados de 13 los que dimos el paso. El resto de empleados se fueron marchando. Al final, del equipo que éramos quedan solo 2 allí.

Entonces comenzó el periplo judicial. Como he dicho antes, no es para unas prisas. Cada una de nosotras fuimos despedidas en unas condiciones diferentes así que nuestro abogado decidió llevar los casos por separado. En mi caso y en el de la ATV pedíamos un nulo, en el de la otra veterinaria, un improcedente. Hemos ganado todos los juicios y la ATV logró conciliación. Mis compañeras ya han cobrado y ahora mismo quedo yo.

En estos momentos mi sentencia es firme: mi despido es nulo y toca readmisión. La realidad es que me ha vuelto a despedir por burofax sin readmitirme así que le hemos vuelto a meter una denuncia por despido nulo y otra demanda para ejecutar la sentencia anterior. La ejecución de la sentencia es cuestión de tiempo. Por el nuevo despido es una vuelta a empezar. La semana que viene tengo la conciliación en el SMAC y mi sensación es de dejavú. Algo me dice que NO se presentará al SMAC, que yo tengo que ir pese a mi reposo absoluto (y por supuesto que iré, no he esperado dos años para rendirme ahora), que tendremos que volver a ir a juicio y que esto se demorará al menos otro año más. No me importa. Él tiene tiempo y juega al desgaste pero la verdad es que yo también lo tengo y creo que es mi responsabilidad para con el colectivo ya que, como digo, solo puedo aportar un granito de arena, pero tengo la esperanza de que con el tiempo se vayan sumando más y más granitos.

Han pasado dos años. Dos años en los que no he trabajado. Dos años en los que he aprendido mucho del mundo laboral. He ido a entrevistas en las que me ofrecían basura y que he aprendido a no considerar. Si no me valoran, que contraten a otro. No me sirve cuando la gente me suelta la muletilla de:

- Pero si tienes realmente necesidad, tendrás que cogerlo.

Pues no, oiga. Si tengo verdadera necesidad me voy a un lugar un poco más serio pero trabajar gratis o perdiendo dinero y dignidad NO me va a solucionar la necesidad que se supone que tengo. Es curioso porque quien me suele soltar esas frases suelen ser recién licenciados que viven con sus padres. Yo tengo una hipoteca, una pareja, un proyecto de familia... Y de verdad, sin exagerar, me han ofrecido ir a trabajar en unas condiciones que dan risa: falso autónomo, de lunes a sábado, no se lo que te voy a pagar pero una parte fija y otra variable, a lo mejor llegas a los 600€ pero no te lo puedo asegurar. Ya. Y de esos 600€ tengo que restar los 280€ de autónomos, el 21% del IVA, la retención del 15% del IRPF.... Y pagar la gasolina para llegar hasta aquí. Pues este señor consiguió un veterinario en esas circunstancias. Obviamente no debía ser muy bueno porque el centro ha cerrado algo de lo que me alegro muchísimo.

De los horarios ni hablamos: noches, guardias, turnos de más de 12 horas, rotatorios, partidos... Hay para todos los gustos y, con un poco de suerte, puedes acabar con todas las características anteriormente señaladas reuniditas en el mismo puesto de trabajo. Y todo ello a cambio de la ingente cantidad de, como mucho, 1000€! Eso si, por favor, que sepas cirugía de tejidos blandos, ecografía, diagnóstico por imagen y si ya tienes el título de peluquera mejor, porque despedimos a la que tenemos y no hay que pagar dos sueldos.

Así que mi chico y yo lo hemos hablado y he dejado de buscar U_U. Me quedo en casa a vestir santos cuidar el churumbel. Y entonces el churumbel decidió no llegar. Decidí prepararme una oposición mientras tanto aunque el gobierno, después de 6 meses preparándome, ha decidido cambiar las normas de presentación que llevaban invictas más de 20 años y ahora solo se podrán presentar los de carreras jurídicas (vaya por dios, veterinaria, a día de hoy, no pertenece a esa rama). Hay un periodo de carencia pero entonces me quedé embarazada y parece que esta vez si que medra. Así que he decidido dejarlo y centrarme en el proyecto que, en mi opinión, ahora mismo es más importante: mi futuro hijo. Mi habichuela, que está ahí, haciendo puenting y sin agarrarse el muy..... >_<.

A mi madre todo esto no le hace gracia. Ella quiere verme como profesional (que lo soy) pero la verdad es que yo ya me he hartado. No voy a conseguir un trabajo digno de veterinaria en mucho tiempo o con mucha suerte. Para mi, digno es el sueldo, pero también el horario, la implicación del jefe, la profesionalidad del centro, la formación de los empleados. Estoy segura de que hay sitios ahí fuera que reúnen todas estas características que deseo pero yo ya me he cansado de buscarlos. Prefiero quedarme en casa, aprovechar la infancia de mi futuro hijo y luego no sentirme gilipollas mal por anteponer un mal trabajo a una familia. Por que he ahí el quid de la cuestión: que lo que hay a mi alrededor son malos trabajos. Con un buen trabajo este dilema ni me lo plantearía. ¿Cómo lograr explicárselo a mi querida madre que tanto sufre por verme como 'ama de casa'?

Soy observadora y me gusta analizar mucho las cosas, las circunstancias que me rodean. Veo a mis colegas veterinarias. Unas están contentas con sus trabajos, otras no. A mi me encanta que estén felices pero la verdad es que a mi no me compensa un horario partido de 10 a 20h ya que.... ¿cuándo vería a mi hijo? Porque resulta que el sábado también se trabaja. Y lo dicho, ¡por semejantes sueldos! También veo a otra amiga, A., que al final decidió quedarse en casa. También intentó sacarse una oposición pero con la niña se le complicó. La verdad es que, a día de hoy, es a la que veo más feliz y más relajada. Ha asumido su rol, ella y su pareja trabajan como un equipo, la niña está muy contenta, muy feliz, muy divertida y muy espabilada porque su madre, efectivamente, lo vale. Puede que no la quieran en el mundo laboral, pero es una mujer preparada perfectamente capaz de ser tan profesional dentro como fuera de su casa. O puede que A. sea como yo y ya haya pasado a un punto en el que la que no quiere al mundo laboral, es ella.

Así que ya veré como me lo monto y en que acaba todo esto. Creo que para sacarme una oposición, nunca es tarde. Es lo bueno, que te lo puedes sacar a cualquier edad. Y si al final me quedo en casa, ya encontraré la manera de cultivarme, porque reconozcamos que si algo tengo, son inquietudes aunque cada día que pasa también tengo la sensación de tener las cosas cada vez más claras.




domingo, 19 de julio de 2015

La situación laboral de una hobbita hacendosa III



Podéis seguir el resto de la historia aquí y aquí.


Decidí operar. La tuve que mandar al hospital porque en mi consultorio no tenía material ni forma. La perra sobrevivió. El cachorro ya estaba muerto y no pudieron hacer nada. Por supuesto el dueño no pagó la cirugía. La solución de mi jefe fue que la pagara yo (como si fuera un cliente, ni precio de coste, ni nada) pero no me lo dijo directamente. Envió a su lacayo para insinuarme que pasaría eso si el cliente no pagaba. 

Eso genera estrés y entras poco a poco en una situación que raya el acoso laboral. Empiezas a pensar si no fuiste imbécil, si debiste no avisar al jefe (si no hubiéramos llamado, nunca se habría enterado de que había una cesárea), hacer la operación por mi cuenta y riesgo arriba.... Con el tiempo lo colocas en perspectiva y te das cuenta de que no tiene sentido: no es mi forma de trabajar. No voy a hacer una cirugía en un local sin quirófano, sin anestesia inhalatoria, sin monitor, sin lámpara de infrarrojos ni incubadora, sin siquiera un triste bote de propofol para inducir un plano profundo de anestesia.... No. No lo habría hecho ni aún sabiendo que iba a pasar aquello. Pero cada día me llamaba alguno de los compañeros para preguntarme si el tipo había venido a pagar. 

¿Qué habría pasado si decido no operar? Probablemente las señoras de la sala de espera, entre ellas una animalista famosa en el barrio, habrían montado en cólera, me habrían acusado de pesetera, mala veterinaria (a mi, no a mi jefe), cruel, sin sentimientos.... Y habrían montado una buena en las redes sociales. Estoy segura de que también me habría tocado pagar el pato porque, al fin y al cabo, era mi responsabilidad. En este sentido, algo parecido le pasó a un compañero en una urgencias en otro hospital que tomó la decisión contraria a la mía: no atender. El revuelo en las redes sociales fue digno de recordarse. A nadie le importó que este chaval tenía una cámara de seguridad apuntándole desde arriba, con la jefa mirando al otro lado, que ya habían caído broncas gloriosas en ese centro por tomar la otra decisión, que estaba amenazado de despido... Conclusión: ninguna decisión era la correcta y el estrés venía porque yo lo sabía. 

Así que las cosas se empezaron a torcer. Había estrés, malos modos, compañeros enfrentados y para colmo de males, un buen día mi jefe subió al consultorio, me encerró en mi consulta y me acusó ¡de haberle robado..... ¡MEDIA HORA! (yo, que tenía un contrato de 20h y hacía 41h). A gritos, sin dejarme salir de la consulta. Que me había marchado antes de mi hora. He de decir que era cierto porque me mandaron ir al Colegio de Veterinarios a una charla que empezaba media hora después de mi hora de salida y era imposible que llegara a tiempo si no salía antes. Ahí se desbordó el vaso. Cuando se marchó me dio un ataque de ansiedad y le dije a la ATV que me iba al médico, que así no podía trabajar. En el médico me mandaron reposo de 48h. 

Fui a un abogado laboralista. En realidad me pateé los sindicatos más representativos, que todos conocemos, para buscar ayuda. No me la dieron. Acabé en un sindicato 'menor' pero que, oye, funciona. Tuve un ex-suegro sindicalista allá por los tiempos de Franco y me dije, ¿por qué no? Tuve que esperar una larga cola, pero me atendieron. No me obligaron a afiliarme y el abogado es maravilloso. Me escuchó, estudió mi contrato, mi prórroga del contrato, mis nóminas, mis documentos y pruebas acumulados a lo largo de estos meses.... Y me hizo una pregunta muy importante:

- ¿Tú qué quieres hacer?

(continuará...)

sábado, 18 de julio de 2015

La situación laboral de una hobbita hacendosa II



Nos habíamos quedado en que mi jefe se empezó a mosquear.... Podéis leer la entrada completa en este post.

Primero vino de buenas. Luego ya empezaron las amenazas que no llegaban vía él si no a través de compañeros de trabajo a los que empezó a fastidiar enfrentándonos, como si en lugar de un equipo (consultorio + hospital de referencia, lo que me vendieron en la entrevista) fuéramos dos clínicas de la competencia. 

Empezó a obligarme a operar. A mi la cirugía no me gusta, no porque no se me de bien si no porque no es mi campo. Se hacer las 4 cirugías básicas, no las hago mal, pero no me gusta. Me pone nerviosa. Además, estaba en un consultorio. Eso significa que no tenía un quirófano como tal. No tenía máquina de anestesia inhalatoria, ni monitor, ni mantas de calor, ni infrarrojos, ni personal (mi ATV era genial, una de las mejores con las que he trabajado, pero NO es anestesista). Además, tenía un hospital a dos manzanas así que, por qué razón hacer una mala cirugía en un centro pudiendo hacer una buena cirugía dos manzanas más abajo?. Se lo hice saber y mi jefe hizo lo que mejor sabe hacer: dar un rodeo para conseguir que hagas lo que quiere. 

Me dijo que no iban a ser cirugías como tal. Que serían operaciones menores, cirugías de poca duración y que se pueden hacer con anestesia inyectable. Solamente castraciones de gato macho y limpiezas de boca, para quitar trabajo al hospital, que están hasta arriba. 

Las castraciones de gato macho, vale pero.... ¿las limpiezas? Yo se que se pueden hacer (en fin, todo se puede hacer), pero sinceramente, no es una forma profesional de hacerlas y yo estoy mucho más tranquila con un animal bien intubado y sabiendo que no tendré una neumonía por aspiración como complicación adicional, ni un reflejo vagal al extraer una pieza dental.

Llegamos al acuerdo de las castraciones y limpiezas sencillas, sin extracciones. 

Al final tuve una reacción paradójica a la anestesia inyectable que viene a ser que el animal, en lugar de dormirse, se pone como una moto, ve enanitos verdes y te quiere comer si te acercas. No pasa nada. La resolutiva Hobbita llama al hospital para que me suban la ambulancia, bajarle abajo y dormirle en condiciones (algo a mi modo de ver muy sencillo). Mi jefe se negó. Dijo que tenía que hacerle la limpieza. Que le inyectara más. Me negué. Ni voy a matar un perro por hacer una mala anestesia ni voy a arriesgar mi mano por pensar en el perro. Al final logré que se lo llevaran pero se que no le gustó. 

El vaso se desbordó cuando, a 5 minutos de cerrar un sábado, uno de esos sábados infernales en los que todo el mundo se pone de acuerdo para venir sin cita al veterinario, con la sala de espera todavía llena de gente (en su mayoría abuelitas con caniches, yorkis y pomeranias adorables sentados en sus rodillas) entró un quinqui con una bulldog francés sangrando por la vulva y con un sospechoso perfil. Cesárea de urgencia de una bulldog que lleva más de un día de parto y que ya tuvo una cesárea previa. El tipo viene llorando, gritando, que la quiere mucho (la quiere tanto que ni la esteriliza, ni ahorra para la cesásea que seguro que le va a tocar). Y que no tiene dinero para pagar., lo que en el idioma del veterinario significa:

MARRONACO.

Como no tenía quirófano, llamo al hospital. Se desentienden porque conocen al jefe (yo todavía no). La perra me estaba poniendo la sala de espera fina de sangre. El dueño, el mostrador fino de mocos. Las señoras de la sala de espera estaban así:


Pero le ayudarás, ¿verdad? ¿Salvarás a la perrita y a sus cachorritos?


MEGA MARRÓN.

Pero la Hobbita es resolutiva así que tomó una decisión. Voy a llamar a mi jefe a su casa, que para eso es MI jefe y que tome ÉL la decisión, que para eso es SU clínica, SU imagen y SU problema. Si me dice que adelante, genial. Si me dice que no, pues tendré que dar la cara y apechugar con la decisión del superior directo y jefe de la clínica. La respuesta de mi jefe fue gloriosa: 'Haz lo que quieras bajo TU responsabilidad' (Dios, jefe, tengo un marrón gordo, dígame si o no). Pues no hubo forma. Dejó la responsabilidad en mis manos sin advertirme de las consecuencias con lo que tomara la decisión que tomara iba a estar mal.

(continuará...)

viernes, 17 de julio de 2015

La situación laboral de una Hobbita hacendosa I



La Hobbita es una buena profesional. Lo sé, lo sabe. Lo he demostrado. Y además creo que soy consecuente con mis principios (casi todos) y lo demuestro con mis actos. 

Toda la vida he trabajado de una manera o de otra para llegar a donde estoy ahora. Durante la carrera compaginé trabajos de poca monta con los estudios. Posteriormente, me dediqué a gestionar una herencia que me cayó del cielo, y menos mal porque gracias a ella puedo decir que sigo bien, y cuando terminé la carrera conseguí trabajo más o menos rápido. Sin embargo, aunque no me arrepiento de haber estudiado, puedo asegurar que mi trabajo de licenciada ha sido, de lejos, el peor de todos los que he tenido. Y me da rabia. Me da rabia que el sueldo sea el más bajo de todos, el horario, el peor (y creedme, he sido teleoperadora de tarde hasta las 22h de lunes a viernes con un sábado de guardia al mes) y las condiciones laborales, de risa. 

He llegado a odiar el trabajo que tanto amo y al final he tenido que dejarlo si quiero seguir amándolo. En realidad no lo he dejado ya que sigo en contacto con los foros de colegas, leo todo lo que cae en mis manos y me hago unos cuantos cursillos cada mes (los gratuitos que organizan los laboratorios, que para algo tengo contactos) pero no ejerzo como tal. 

Como explicaba de forma rápida en este otro post, mi trabajo soñado acabó en un despido procedente que, gracias a la justicia, se ha declarado nulo. 

Desde que tengo uso de razón adulta (la adolescencia tardía) tengo conciencia de la importancia de los derechos laborales. Llevo dando el coñazo  la tabarra a mis compañeros de facultad desde que me conocen. Creo firmemente en que un trabajo en el que te pagan en negro, te hacen un contrato de menos horas de las que realmente haces, no te pagan las horas extras, te quitan las vacaciones y el empresario es un déspota que se ha hecho rico por no ser honrado, es un trabajo de mierda que no merece la pena. Pues después de años criticando eso y debatiendo el eterno debate del ' ¿Y si no tienes otra cosa?'... pues el caso es que La Hobbita, acabó en un trabajo exactamente de esas características. >_<. Y no porque no tuviera otra cosa, que es lo que más rabia me da, si no porque me engañaron (o yo me dejé engañar).

Me contrataron para hacerme cargo de un consultorio en el que estaría sola pero con el apoyo de un Hospital a dos manzanas. Bien. Me formarían. Bien, porque los cursos buenos de mi profesión no suelen bajar de los 1000€ por módulo. 'Solo' tenía que conseguir que un consultorio hundido volviera a dar beneficios. En dos meses el consultorio pasó de facturar 3000€/mes a más de 30000€ y subiendo lo que me hace sentirme muy orgullosa de mi misma y de mi profesionalidad. Sin embargo, ¿a costa de qué?

En la entrevista me dijeron que la jornada sería de 30h/semanales. El día de la firma del contrato ya me escamó el que pusiera que eran 20h/semanales. El día que me facilitaron mi horario ya me terminó de escamar. 41h/semanales, incluido sábados por la mañana. No debía haberlo hecho, pero tragué.

Los cursos de formación ni los olí. 

Al principio todo eran buenas maneras (porque facturábamos muchísimo y con eso a nuestro jefe se le hacia el culo pepsicola) pero un marzo que coincidió lleno de fiestas y que trabajamos medio mes entre unas cosas y otras, la facturación bajó (normal, trabajamos la mitad) y mi jefe se empezó a mosquear. 

(continuará...)

jueves, 16 de julio de 2015

Semana 8



Yo también quiero ir llevando un diario de los síntomas de mi embarazo. Puede que sea una forma de conjurar a la buena suerte para que se quede conmigo, o un escudo para intentar ir viviendo de una forma más o menos 'normal' lo que me queda de preñez. O puede que simplemente sea egoísmo porque en un futuro vaya a echar de menos el haberme hecho fotografías de la barriga, o haber escrito un diario de síntomas. Sea como sea, el caso es que lo voy a ir reflejando.

Hoy, cumplo semana. Se supone que ya estoy de 8 por lo que relataré las experiencias de la semana anterior. Hasta ahora no había tenido ningún pensamiento extraño más allá de lo que ya he reflejado en las entradas anteriores y comentarios pero esta mañana me he despertado pensando en la barrera psicológica de las 9 semanas. Tengo muchas ganas de que mi mozo venga conmigo a ver la ecografía del día 6. Como está de vacaciones 'puede' venir. Lo entrecomillo porque, cuando estamos reivindicando conciliación, me jode que al final todo sea de boquilla.... pero me desvío ya que ese tema da para otro post entero.

Vamos con los síntomas:

lunes, 13 de julio de 2015

Retirando progesterona en 3...2...1

Esta hormona tan bonica tiene la culpa


Además de la orden de reposo absoluto esta semana tengo que retirarme la progesterona. Mi ginecólogo lo prefiere así. Cuando yo actúo como sanitaria he de reconocer que también prefiero tener el menor número de medicaciones que me puedan interferir en un diagnóstico pero ahora que soy yo la que se tiene que retirar la medicación que mantiene su embarazo, estoy algo asustada. O expectante más bien. 

Así que esta semana tengo que ponerme la progesterona en días alternos y el jueves será mi último día. Hay que seguir con el reposo absoluto y ante cualquier mancha, por mínima que sea, tengo que ir a urgencias. Ya me ha advertido el ginecólogo que nada de llamar ni consultas telefónicas. Que vaya directamente y ya en urgencias deciden si me la vuelven a poner o no. 

El problema de la progesterona es que mantiene el embarazo, vaya o no para adelante y eso, con mis antecedentes, es algo que mi ginecólogo no quiere. El jueves pasado latía estupendamente aunque estaba como haciendo puenting colgado de una liana de su saco vitelino (si, mi habichuela solo sabe darnos sustos). En el embarazo anterior mi cuerpo no expulsaba al bebé, aunque no era viable, aunque estaba detenido y aunque al final dejó de latir. 

Tengo confianza en la habichuela. Algo me dice que esta vez es la buena. Claro que también lo pensaba en el primero (¿quien va a pensar que algo saldrá mal en su primer embarazo?). Si todo va bien, no volveré a verlo hasta el 6 de agosto, cuando tengo programada la ecografía de las 11 semanas y el análisis del triple screening. 

Tengo algunas conocidas que llevan con la progesterona desde el principio del embarazo y que ya están de casi 6 meses.

A vosotras, ¿os han retirado la progesterona u os la han mantenido todo el embarazo? ¿Como fue la retirada? ¿Algún 'susto' post progesterona al que deba prestar especial atención?

viernes, 10 de julio de 2015

Pasamos de reposo relativo a reposo absoluto

Que bonito es el amor, sobretodo en primavera... ¬_¬


El jueves tuve la ecografía de control. La buena noticia es que latía como un campeón. ¡Vaya si latía! La mala es que he pasado de un reposo relativo a uno absoluto hasta que me vieran hoy en la consulta. La terrible es que hoy en la consulta he pasado de reposo absoluto hasta hoy a reposo absoluto hasta el día 6 de agosto, que tendré nueva ecografía. ¡Weeeee! ^_^.

¿Cómo lo estoy llevando? No lo sé muy bien. Ayer fue el primer día, hubo un par de encontronazos con el mozo, del cual he constatado que NO entiende de qué va el reposo absoluto. Con deciros que me ha obligado a preguntarle al ginecólogo si podría hacer pesas y gimnasia de mantenimiento con unas pesitas pequeñas (de 3 kg) para no perder tono muscular.... Yo, obediente, se lo he preguntado al doctor, delante de mi madre, con la gracia natural que me caracteriza y nos hemos echado unas buenas risas. Conclusión: NO. No se hace gimnasia de mantenimiento, ni se cocina, ni se escurre una triste bayeta. xD. Hoy tendremos una conversación más profunda sobre el tema aunque al llegar a casa me ha dado la sensación de que ha debido hablar con alguien porque venía con ello bastante asumido.

Además, la pocket casa hobbita se encuentra alojada en un tercero sin ascensor (a los hobbits de ciudad no nos dan casa en el subsuelo a precios asequibles U_U) así que, al enterarse, también me ha prohibido salir salvo a lo estrictamente necesario, ello es: pruebas médicas, analíticas y la conciliación laboral que tengo para el día 24.

La conclusión es que me aburro. Porque he pasado de estar pelín ansiosa y desanimada por las pérdidas de sangre a 'acostumbrarme' a verlas y no encontrarme mal. Además, la habichuela latía que daba gusto. Que diferencia con el latido chungo que tenía mi otro bebé... Lo que se traduce en que quiero hacer cosas y mi cerebro me tiene que recordar continuamente que no puedo, aunque me encuentre estupenda. 

Estoy leyendo. Quería prepararme una asignatura de una segunda carrera que estaba sacándome por gusto y que abandoné con el tema de la oposición pero me he encontrado recluida en casa y sin posibilidad de desplazarme a la biblioteca donde he encontrado el libro de texto que me sirve para prepararla.... Ains, ¡que cruel es la vida de Rapunzel!

Sin embargo, tengo ideas, muchas ideas... Puedo escribir sentadita en una silla, puedo retomar el ganchillo (que es un vicio secreto que tengo, aunque no me sale demasiado bien pero lo importante es entretenerse), podría encargar a mi mozo comprarme una cuerda de guitarra y arreglarla de una puñetera vez (que también toco fatal, pero lo dicho: lo importante es entretenerse). Podría dibujar (¿qué hemos dicho de entretenerse?), aprender a bajar películas otra vez (que yo sé, pero hace un huevo que no lo hago y han cambiado toooodos los programas y páginas de descarga)... En fin, será por cosas que hacer para cultivar la mente (que no el cuerpo). 

Bueno, seguiremos informando. Cruzad los dedos para que la habichuela tenga a bien quedarse con nosotros después de hacer pasar a su madre por semejante cruz en plena ola de calor. Porque, por si no os habíais percatado: hace calor. :D

PD: pese a todo, estoy feliz ^_^


domingo, 5 de julio de 2015

Amenaza de aborto

Creo que estas tres palabras son unas de las que más miedo dan a una embarazada. Las hay más terroríficas, por supuesto. En mi primer embarazo no tuve ninguna amenaza. Tuve un aborto sin más y con esas palabras ya no es miedo si no desilusión, extrañeza, ira, rabia.... Cuando tienes un aborto ya no hay nada que puedas hacer para evitarlo. 

Puede que sea por eso que este otro diagnóstico se me esté haciendo más difícil todavía si cabe: porque, aunque sea poco, parece que estuviera en mi mano hacer algo para evitar perder a nuestro hijo pero empecemos por el principio. 

jueves, 2 de julio de 2015

Si. Todo va bien :)

Ya está. Lo hice. Hoy he ido de nuevo al ginecólogo, me han pinchado para sacarme sangre (una enfermera que tenía agujas de alas de mariposa... ¡qué bien pinchaba la jodía!) y he dejado mi pis. Y es que, señoras, a partir de ahora nuestras vidas se van a convertir en un maremagnum de hormonas aderezado con pinchazos y el rellenar de botecitos a todas horas. 

Me los hice pronto porque apenas he dormido. No por los nervios, si no porque me hago pis cada hora, sin exagerar. Total, que he ido en ayunas y luego pensaba pasar un hermoso rato esperando en la cafetería metiéndome entre pecho y espalda una buena tostada de pan con tomate mientras leía una buena novela negra. Lo de la tostada lo he hecho. Lo de leer durante dos horas no porque tenían el aire acondicionado que no se podía estar. Con deciros que he huido de allí hacia la ola de calor que arrasa Madrid estos días.... Además tengo lumbago (por rescatar a una bebé de una piscina, pero esa es otra historia que será contada en otra ocasión).

Me he dado un paseo y he vuelto a la sala de espera de la ecografía. He pasado y ahí estaba. Mi habichuela. Superpequeñita. 



Mide 2 mm y, aunque hemos estado cerca, no hemos podido verle el color de los ojos ^_^. Lo que si hemos localizado ha sido el latido.